Dirección: Mark Herman.
País: Estados Unidos.
Año: 2008.
Duración: 94 minutos.
Género: drama.
Interpretación: Asa Butterfield (Bruno), Jack Scanlon (Shmuel), Vera Farmiga (Madre), David Thewlis (Padre), David Hayman (Pavel).
Guión: Mark Herman (basado en la novela de John Boyne).
Fotografía: Benoît Delhomme.
Música: James Horner.
¿Quién no ha leído o, por lo menos, escuchado hablar de esta novela? ‘El niño con el pijama de rayas’ es uno de los mayores éxitos editoriales de los últimos años gracias a una historia que ha conseguido atrapar y emocionar a gente de todas las edades. Era cuestión de tiempo que, con estos precedentes, algún avispado productor cinematográfico se lanzara a la realización de la versión cinematográfica para apurar, aún más, el enorme tirón comercial de la novela. ¿Era necesario convertir ‘El niño con el pijama de rayas’ en una película? Desde mi punto de vista no, ya que el encanto del libro reside en comenzar a leerlo sin saber su argumento, en ir descubriendo poco a poco lo que de verdad está ocurriendo. Y si con el boom de la novela una gran parte de los lectores ya habían perdido esa capacidad de sorpresa, con la película esto se extiende a un segundo plano. Pero la película está entre nosotros y hay que hablar de ella.
‘El niño con el pijama de rayas’ es una fiel adaptación a su original y un producto destinado a un público familiar que, sin embargo, debe estar preparado para vivir una historia de amistad llena de dureza. Técnicamente nos encontramos ante un film impecable donde destacan una cuidada fotografía y una emotiva banda sonora que gana peso conforme avanza la película hasta el clímax final, realmente emocionante, y que tal vez sea lo mejor de la película, ofreciendo imágenes casi documentales de los campos de exterminio. Aunque, por supuesto, pierda emoción para todos aquellos espectadores que hayan leído el libro con anterioridad.
Sí que encontramos diferencias respecto al original en el personaje de la madre, muy bien interpretado por Vera Farmiga (vista anteriormente en ‘Infiltrados’ de Martin Scorsese, 2006) y que resulta muchísimo más humana, revelándose incluso ante su marido cuando se entera de lo que realmente está ocurriendo. Pero sin duda los que sustentan todo el peso de la película son los dos niños que consiguen trasmitir con su mirada y hacer que su preciosa amistad traspase la pantalla y llegue al corazón de todos los espectadores. Tampoco podemos olvidar a Pavel, el médico que se ve relegado a pelar patatas y que simboliza la degradación que sufrieron tantos y tantos judíos que se vieron despojados de todo lo que tenían, de su profesión y de su dignidad.
La película es, en definitiva, una crítica al exterminio; aunque se disfrace de amistad, aunque tenga forma de cuento. Podríamos decir que nos encontramos ante una película más que decente que hará las delicias de todos los fans de la novela y que conseguirá emocionar a todos aquellos, si es que queda alguien, que se acerquen al cine sin saber lo que realmente ocurre ni cómo termina la amistad entre Bruno y Shmuel.
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