El director Richard Brooks y las nuevas corrientes del cine francés protagonizarán las retrospectivas de la 57 edición
Afortunadamente, y pese a los problemas que parecía tener el Festival Internacional de San Sebastián debido a la crisis y la disminución de las ayudas, la 57 edición ha comenzado a tomar forma con dos retrospectivas apasionantes. Por un lado un homenaje a Richard Brooks en el que se podrá disfrutar de toda su filmografía y, por otro, una visión del nuevo cine francés de la mano de directores como Laurent Cantet, Arnaud Desplechin y Christophe Honoré, uno de mis directores favoritos.
En el mes de mayo se dará a conocer una programación completa de la próxima edición pero, por ahora, pinta muy bien.
LA CONTRAOLA: EL NOVÍSIMO CINE FRANCÉS
La contraola: el novísimo cine francés será el título de una retrospectiva que quiere hacerse eco de una serie de corrientes y tendencias que se están produciendo en el cine francés en los últimos diez años. En el surf, la contraola es todo un icono por la fuerza y espectacularidad que se produce al chocar dos o más olas que se mueven en direcciones distintas, a veces producto de la resaca del agua que ha impactado en la costa. Utilizando el simil, la retrospectiva que propone el Festival de San Sebastián quiere recoger las corrientes que dejó la resaca de la nouvelle vague de los años 60 y que han desembocado en una actual renovación del cine francés en distintas direcciones, una marea creativa que está cobrando en estos momentos gran fuerza y que atañe a géneros muy diversos. No es un movimiento unitario ni una actitud “en contra” de una oleada anterior: unos cineastas aprovechan los movimientos previos y otros los cuestionan radicalmente. Como ejemplo de los cineastas que englobará la retrospectiva, que constará de unas 40 películas, se puede citar a Laurent Cantet, Bruno Dumont, Arnaud Desplechin, Nicolas Klotz, Gaspar Noé, Jacques Audiard, Robin Campillo, Lucile Hadzihalilovic, Alexandre Aja, Christophe Honoré o Pascal Laugier, entre otros muchos. Se considerarán también las huellas de directores precedentes, que marcaron los pasos de esa actual renovación del cine francés, como Olivier Assayas, Leos Carax o Claire Denis.
RICHARD BROOKS
Richard Brooks (Filadelfia, 1912-Beverly Hills, 1992) es el director de algunos de los más míticos títulos del Hollywood clásico, como Cat On a Hot Tin Roof (La gata sobre el tejado de zinc, 1958) o Sweet Bird of Youth (Dulce pájaro de juventud, 1962) pero también un incisivo analista de la política y la sociedad americana de su tiempo, con películas que marcaron un hito en la denuncia del racismo y los problemas de la educación como Blackboard Jungle (Semilla de maldad, 1955) o reflejaron la incidencia del periodismo como ‘cuarto poder’ en Deadline U.S.A. (1952).
Encuadrado en la llamada “generación de la violencia” que integraron cineastas como Samuel Fuller, Robert Aldrich, Nicholas Ray, Richard Fleischer y Don Siegel, Richard Brooks marcó su propio camino en el cine que realizó entre 1950 y 1985, aunque a menudo se le ha negado el prestigio como autor del que sí gozaron sus compañeros de generación.
En su filmografía figuran algunas de las mejores adaptaciones literarias al cine: Truman Capote en In Cold Blood (A sangre fría, 1967), Tenessee Williams en Cat On a Hot Tin Roof (La gata sobre el tejado de zinc, 1958), Joseph Conrad en Lord Jim (1965), Fedor Dostoievsky en The Brothers Karamazov (Los hermanos Karamazov, 1958), Sinclair Lewis en Elmer Gantry (El fuego y la palabra, 1960), Francis Scott Fitzgerald en The Last Time I Saw Paris (La última vez que vi París, 1954)…
Extrajo algunas de las mejores interpretaciones de actores como Paul Newman, Elizabeth Taylor, Humphrey Bogart, Burt Lancaster, Peter O’Toole, Gene Hackman, Lee Marvin, el Premio Donostia Glenn Ford o Jean Simmons (con la que estuvo casado entre 1960 y 1977) y dio sus primeros papeles importantes a Sidney Poitier en The Blackboard Jungle (Semilla de maldad, 1955) y Richard Gere en Looking For Mr. Goodbar (Buscando al señor Goodbar, 1977). Y realizó un muy personal acercamiento a los géneros clásicos como el western en Bite the Bullet (Muerde la bala, 1975) o The Professionals (Los profesionales, 1966) y el bélico en Battle Circus (1953) y Take the High Ground (Hombres de infantería, 1953).
Ganador de un Oscar al mejor guión original por Elmer Gantry (El fuego y la palabra, 1960), nominado en tres ocasiones como director, Richard Brooks se inició como guionista de emblemáticos films del cine negro de los años 40, como Brute Force (Jules Dassin, 1947) y Key Largo (Cayo Largo, John Huston, 1948). Edward Dmytryk adaptó una de sus novelas en Crossfire (Encrucijada de odios, 1947). Además escribió el guión de casi todos sus filmes como director, con el periodismo y la literatura como base de un cine que también contribuyó notablemente a los cambios expresivos de los años 50 y 60, en busca de imágenes de mayor fuerza e impacto.
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